La confianza es un hilo muy frágil que hay que mimar y cuidar para que no se quiebre, porque cuando lo hace ya no se puede pegar, no se une puedes intentarlo, poner todo en el intento pero nunca será lo mismo.
Eso ha traído la revalida a los centros, y en especial al que conozco pues asiste mi hijo, en el sur de Madrid, un centro bilingue, en el que parece cuidan mucho más a los alumnos de inglés, pero en el que se convivía en armonía.
Llego el decreto, sin respetar los tiempos, fijando intenciones y supuestamente obligaciones, y así a bocajarro el lunes correo del director a los padres subrayando una falacia todos deben participar y mi objeción de conciencia y mi derecho como padre a elegir, a no que si no elijo lo que dice la comunidad estoy equivocado y entonces como no soy buen padre no merezco ser escuchado.
Impedimentos, mentiras, medias verdades, todo para que los alumnos acudan y la dirección quede bien, para que sea valorada, no importa donde esten mis principios, mis ideas, he tenido que oir a una maestra, supuesta mente encontra de la ley ,que le resulta interesante conocer como se valora el ámbito de valores.
Si a estas alturas necesito que alguien me diga como he de sentir, pensar o actuar, o me lo tuviera que decir de mis hijos seguramente habría fracasado, si de algo puedo sentirme orgulloso es de poder ir con ellos a cualquier sitio y siempre son bien valorados, comprometidos con su tiempo y con los demás.
Implicados en cambiar su mundo a mejor, no necesito una revalida porque la pasan todos los días con sus actuaciones, con su animo, con su sonrisa, con su empatia. Y el que la precise que vaya mañana como un borrego más a la voz de su amo.
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